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La Inteligencia Emocional

  • Writer: Macarena Chavez
    Macarena Chavez
  • Apr 17, 2020
  • 3 min read

Updated: Apr 19, 2020


Inteligencia emocional es un término acuñado originalmente por J. Mayer y P. Salovey. Sin embargo, fue Daniel Goleman quien le dio un toque menos científico y más asequible a la sociedad. Aun cuando como seres humanos contamos con un sentido de supervivencia, cuando nos convertimos en padres, hacemos a un lado dicho instinto y velamos primero por el bienestar de nuestros hijos, Daniel Goleman atribuye dicho cambio de prioridades a la necesidad de heredar nuestros genes a nuestros predecesores. Menciona Goleman que son nuestras emociones las encargadas de guiarnos en situaciones complicadas. Sin embargo, en muchas ocasiones son nuestras mismas emociones quienes nos traicionan y son precisamente la causa de lo que intentábamos evitar, especialmente cuando hablamos de la ira y el miedo.

Todas las emociones que podamos experimentar tienen un efecto fisiológico. Solo por mencionar algunos ejemplos:

Cuando experimentamos la ira, la sangre fluye hacia las manos, de esta manera es más fácil golpear con ellas.

• Con el miedo la sangre fluye a nuestras extremidades grandes para poder emprender la huida en caso de ser necesario.

• La felicidad inhibe sentimientos negativos.

• El amor despierta nuestro sistema parasimpático, que es el sistema que nos tranquiliza y relaja.

• Cuando sentimos sorpresa levantamos por inercia las cejas, lo que nos permite un mayor alcance visual.

• Cuando experimentamos disgusto hacemos un movimiento con nuestra nariz, lo cual nos permite bloquear nuestras fosas nasales para evitar un olor nocivo.

• La tristeza nos ayuda a adaptarnos a una pérdida significativa. Aún cuando lo mencionado anteriormente es una tendencia biológica, existen variaciones de acuerdo con nuestro estilo de vida e incluso nuestra cultura.

En algunas ocasiones con nuestras palabras intentamos expresar algún pensamiento, o sentimiento, pero nuestro cuerpo expresa otro sentir. Esta situación es la que Goleman define como el uso de nuestra mente emocional o la racional, lo que quizá hemos escuchado como “pensar con la cabeza o con el corazón”. Contamos con dos mentes, una que piensa y otra que siente, y desde un punto de vista muy personal considero que cada persona tiene más desarrollada una mente que otra.

Algunas partes del cerebro intervienen en la generación de las emociones, algunas en mayor y otras en menor orden de importancia. Por ejemplo, el hipocampo y la amígdala se ocupan de la mayor parte del aprendizaje y el recuerdo del cerebro, de hecho, la amígdala es la protagonista (o antagonista) principal en la generación de emociones. En algunos experimentos realizados en gatos, se les estimulaba la amígdala y su respuesta era ferocidad y/o agresividad. Cuando la amígdala es extirpada, el resultado es un ser que carece de emociones, afecto, pasiones, miedo y furia.


La neurología afirma que nuestra vista, oídos y otros órganos sensoriales transmiten señales al tálamo y posteriormente a la corteza cerebral, de esa manera el cerebro da significado a dichas señales. Sin embargo, se ha descubierto que existe un atajo a todo este proceso, donde las neuronas envían señales directamente desde el tálamo hasta la amígdala, a quien se nombra “la reina de las emociones”. Por lo tanto, podemos deducir que el sistema emocional puede actuar sin que intervenga la corteza cerebral y cuando esto sucede la amígdala puede albergar recuerdos sin que conozcamos su origen, ya que no paso por la corteza cerebral.


Todos y cada uno de los seres humanos contamos con recuerdos emocionales que se presentan cuando percibimos una nueva situación y de inmediato nos damos cuenta si nos agrada o no, también se le denomina “inconsciente cognitivo”.

Anteriormente mencionamos que el hipocampo es el encargado de la memoria a largo plazo y la amígdala de las emociones. Goleman nos brinda un ejemplo muy grafico, Cuando nos reencontramos con una persona, es el hipocampo quien recuerda que es nuestra prima y la amígdala recuerda si ella es de nuestro agrado o no. Consideremos pues la amígdala como la encargada de las emociones y la corteza cerebral encargada del pensamiento.


Bibliografía

• Cañizares, Olga (2015). Hazte experto en Inteligencia Emocional. Bilbao. Editorial Desclée de Brouwer.

• Goleman, D. (2019). La Inteligencia Emocional. Miami, FL. Penguin Random House.

• Myers, David G., Myers, David G. Straub, Richard O. (2008) Exploring psychology in Modules / David . Myers. New York, NY : Worth Pub.


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